Un raro Ferrari 512 TR de 1992 encuentra nuevo hogar en el Museo de Coches y Juguetes DFW
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El Museo de Coches y Juguetes DFW, un referente tanto para entusiastas como para historiadores del automóvil, ha recibido recientemente una incorporación significativa a su prestigiosa colección. Un Ferrari 512 TR de 1992, parte de la Colección Ron Sturgeon, ahora engalana el museo, ofreciendo a los visitantes un vistazo a una era crucial del diseño e ingeniería automovilística. Este vehículo, con su exterior rojo ardiente y su limitada producción, se erige como una joya rara entre las obras maestras de 12 cilindros de Ferrari.
Con solo unas 400 unidades importadas oficialmente a Estados Unidos durante su producción, el 512 TR es un testimonio de la exclusividad y alto rendimiento que definieron a Ferrari a principios de los años 90. La inclusión del coche en el museo no solo enriquece la colección, sino que también sirve como herramienta educativa, ilustrando la evolución de la tecnología y el diseño automovilístico. Su condición prístina, completa con documentación y accesorios originales, ofrece una oportunidad sin igual para que los entusiastas se conecten con la historia del automóvil.
El Museo de Coches y Juguetes DFW, fundado por Ron Sturgeon, es reconocido por su extensa colección de automóviles raros y significativos. La adición del Ferrari 512 TR de 1992 subraya el compromiso del museo con la preservación del patrimonio automovilístico. Los visitantes pueden explorar este y más de 200 vehículos excepcionales, todos bajo un mismo techo, de forma gratuita. Esta iniciativa no solo fomenta una mayor apreciación por la historia del automóvil, sino que también destaca el impacto económico y cultural de tales colecciones en Texas.
El 512 TR, una evolución del icónico Testarossa, representa la cúspide de la estética e ingeniería automovilística de los años 90. Su presencia en el museo ofrece un vínculo tangible con una era de artesanía italiana sin igual. Para entusiastas del automóvil, historiadores y el público en general, la última adquisición del Museo de Coches y Juguetes DFW es un recordatorio del atractivo perdurable y la importancia de la historia automovilística.


