Raro BMW Isetta 600 de 1958 Muestra la Innovación Automotriz en el Museo DFW Car & Toy
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El BMW Isetta 600 de 1958, una joya entre los microcoches, se erige como un testimonio del espíritu innovador del diseño automotriz de mediados del siglo XX. Actualmente alojado en la Colección Ron Sturgeon del Museo DFW Car & Toy, este vehículo meticulosamente restaurado ofrece una ventana única al pasado, mostrando los avances tecnológicos que han dado forma a la industria automotriz.
Impulsado por un motor plano bicilíndrico de 582 cc refrigerado por aire y montado en la parte trasera, el Isetta 600 era capaz de producir alrededor de 19.5 caballos de fuerza, permitiéndole alcanzar velocidades de hasta 62 millas por hora. Su introducción de la suspensión trasera independiente de brazos semitrailing marcó un logro de ingeniería significativo, una característica que más tarde se convertiría en un sello distintivo del renombrado Serie 3 de BMW.
La restauración del Isetta 600 en 2015 devolvió al vehículo a su esplendor turquesa original, con componentes dañados cuidadosamente reemplazados. Este esfuerzo minucioso fue reconocido con varios premios prestigiosos, incluyendo el Premio Grand National AACA 2017 y el Primer Premio Nacional AACA 2016, subrayando la importancia histórica y estética del vehículo.
Entre sus características distintivas se encuentran la puerta que se abre hacia adelante con bisagras laterales y una entrada adicional para pasajeros en el lado derecho, junto con una columna de dirección abatible, un velocímetro de 120 mph y una palanca de cambios montada en el piso. Estos elementos reflejan la audaz experimentación de la época con el diseño y la funcionalidad automotriz.
A pesar de su diseño innovador, el BMW 600 enfrentó considerables desafíos de mercado, lo que llevó a una producción limitada de aproximadamente 34,813 unidades antes de su descontinuación en 1959. Sin embargo, su legado perdura a través de ejemplos preservados como el del Museo DFW Car & Toy, ofreciendo perspectivas sobre la evolución del diseño de coches compactos y las primeras incursiones de BMW en soluciones de transporte experimentales.
Para entusiastas e historiadores por igual, el Isetta 600 sirve como un recordatorio de cómo la ingeniería visionaria puede influir en las generaciones futuras de vehículos. Su presencia en el museo no solo celebra la historia automotriz, sino que también inspira aprecio por la creatividad y el ingenio que impulsan a la industria hacia adelante.


